Mientras tanto la elaboración del muñeco estaba en
proceso, conté con la colaboración de la diseñadora de modas Karen Archundia
Bernal dueña de “Modas Wolf” quien confecciono los muñecos. Hubo varias pruebas
del diseño del personaje.
El primer modelo fue tomado del puppet de la animación,
sin embargo el resultado no fue de mi agrado, yo quería algo más caricaturizado,
algo que se viera “bonito” pero que no perdiera su “toque”.
Este es un boceto raído de lo que yo buscaba en el muñeco:
Se consiguió este resultado, el muñeco ya estaba casi terminado, solo
habría que cambiarle la fosa de la nariz, que lejos de parecer nariz, parecía más
bien una boca:
Finalmente este fue el resultado, el muñeco contaba ya
con el compartimiento para depositar la pelusa de ombligo y ya tenía la
apariencia deseada, mande hacer 11 piezas más para su distribución y venta, pero
ahora faltaba su nombre, “pelusa” era demasiado “tierno” para un juguete
siniestro, además que sonaba algo ingenuo y obvio, necesitaba un mejor nombre y
una historia que le diera peso al juego de la vinculación, no bastaba con la
animación, habría que pedir ayuda divina, ayuda de los dioses…






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