miércoles, 11 de mayo de 2016

Ahora venía la otra parte, aquí tendría que asumir un roll de distribuidor del producto, “de empresario” tal vez, habría que introducir este producto, pero no por el hecho de vender algo, sino por el interés de introducir la idea, el mito, esta creencia de que este ser podía ser un guardián o verdugo de quien se vincule con él, aquí ya llevaría a la pelusa de ombligo a otro nivel de sublimación, ya no solo es algo “bonito” que se quiera comprar, también se compra la idea de que esta pelusa es algo más, algo mucho más, algo tan grande como para poder influir en el destino, casi, casi una pelusa sagrada, o maldita, según el punto de vista, es ahí donde yo como productor jugaría con esta multiplicidad de rolles, el que lo vende, el que crea la historia, el que crea el mito y el que sabe que todo esto es una farsa, pero que lo ve desde el punto más alto.


Para distribuir al Iyahuayo me di a la tarea de buscar lugares en donde el producto podría ser de interés, así como también puntos de venta en internet, contacte un negocio que es una cafetería en donde su temática es las brujas, hechizos, hadas, duendes y nomos, y que aparte de ser cafetería también contaban con una tienda en donde venden todo tipo de productos al respecto. El nombre del negocio es “Salem Witch Sotre & Coffee” ubicado en la colonia Narvarte en la ciudad de México. El primer contacto lo hice vía inbox en donde acordamos la cita en la Ciudad de México, la cual resulto exitosa, ya había logrado colocar al producto en un aparador de una tienda y lo mejor es que la idea estaba ya ahí a la venta, la venta de creer o no creer en la historia del Iyahuayo, creer o no creer en la pelusa de ombligo.







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